martes, 29 de octubre de 2013

La estresada que cumple con todo

El estrés la despertó a las seis de la mañana, pero el examen era hasta la una de la tarde. Sin poder calmar sus ansias las lágrimas brotaron antes de salir hacia la universidad. Las horas se achicaban y el examen se acercaba, pero el estrés de Nicole seguía la dirección opuesta, un helado calmo un poco los nervios. Llegó la hora, hizo el examen y obtuvo un 96.

Nicole Fonseca es una estudiante de Comunicación Colectiva de la UCR, pero antes de lograr entrar a periodismo, tuvo que atravesar un año en otra carrera. Ese año en Trabajo Social aumentó más de lo normal su estrés, necesitaba un promedio mayor a  nueve para poder entrar a periodismo. Con esfuerzo lo consiguió, como aclara Nicole “yo siempre quise periodismo”. Ese año de espera no solo trajo ansias, sino que le aportó conocimiento sobre el medio social, fundamental para estudiar comunicación, ya que “en periodismo trabajamos con la gente y hay que conocerla”.

La vida de estudiante no es la prioridad para Nicole, actividades en la iglesia, como grupos de teatro y misioneros le han hecho explorar otras realidades en Panamá y Guatemala. Pero para ella es inaceptable “ser mediocre”. Nicole llega todos los días a la universidad con su pelo ligeramente alborotado, ya que juega con su cabello la mayoría del tiempo, las manos arremolinan su cola  y a veces su flequillo tapa sus ojos. Un abrigo negro es su compañero en muchos de esos días. Ordenada no es y no maneja el tiempo de la mejor manera, tareas y trabajos se acumulan el día antes en muchas ocasiones y el compañero de esos largos días es el estrés. “Siempre cumplo”, es la justificación para sus faltas en la vida académica. Sin duda esa frase es verdadera, Nicole tiene una beca de excelencia académica, que mantiene con sus buenas notas.

En periodismo ha aprendido lento, pero bien. En una carrera tan exigente, ni Nicole se escapa de las fuertes evaluaciones, con los primeros cursos sentía que se había equivocado de carrera, unos en las notas no ayudaron a disipar esa idea. Nicole no se rindió y siguió adelante, siempre logra cumplir y superar sus deberes. El apoyo de su familia es  fundamental para que el estrés no sea un obstáculo, su mamá siempre la ha apoyado y es la que le ayuda a volver en sí cuando pierde un poco la cordura. Su hermano, que estudia administración, no es un gran soporte, porque no aprueba la carrera que escogió, ya que él solo piensa en “carreras que dejen plata”. Pero el orgullo de su abuelo, de su tío, que le regaló una laptop negra cuando entró a periodismo, y el del resto de su familia es suficiente para sentirse apoyada.

En la universidad hace horas asistencia, con una profesora de historia bajita, de pelo corto y con lentes. El trabajo de Nicole es revisar periódicos del siglo XIX y ese trabajo extracurricular le sirve para contrastar el periodismo actual y el de aquella época. “Es muy diferente, era más de servicio social”, concluyó Nicole. Ella quiere practicar el periodismo escrito o radiofónico, le encanta el reporteo, hablar con la gente, conocer historias. Pero a la hora de escribir su viejo amigo vuelve, el estrés. “Me cuesta jerarquizar y soy perfeccionista al escribir”, son algunos de los retos que debe superar en lo que queda de su vida universitaria. Para ella el conocimiento se construye y aprender de los errores es más enriquecedor que creerse poseedor de lo correcto.

Algunos años de  viajes en tren y en buses, donde se reúne con su mejor amigo, el celular, “en él tengo las lecturas, mi cámara y la grabadora”, noches de vela y la compañía del estrés faltan para que Nicole sea una periodista. Pero ella no será toda su vida periodista, quiere ser aventurera fuera de su vida profesional, “me veo viajando como misionera para la iglesia”. Lo único seguro es que Nicole seguirá, por algunos años, llegando a la U con sus lentes, su pelo un poco despeinado, su abrigo negro y sus ojos rojos por la falta de sueño.